jueves, 5 de mayo de 2011

El Garrote Vil, originario de España.

Es una máquina utilizada para aplicar pena capital originaria de España. Vigente en el país legalmente desde 1820 hasta su abolición por medio de la Constitución de 1978.

También se utilizó en diversos países de Iberoamérica, y durante la conquista de América. De hecho, fue el modo en que se ejecutó al emperador inca Atahualpa en 1533.

En sus inicios, el garrote vil no era otra cosa que la ejecución de alguien mediante un garrotazo en la cabeza o en la nuca. El adjetivo "vil" deriva del sistema de leyes estamentales en el medioevo. Por una cuestión simbólica la decapitación con espada se consideraba pena reservada a los integrantes de la nobleza. En cambio, para los villanos (habitantes de las villas o integrantes de la "plebe"), se mantenía la ejecución con un "vulgar" garrotazo.

Más adelante, el garrote fue perversamente refinado, para pasar a consistir en un collar de hierro que, por medio de un tornillo, retrocedía produciendo la muerte al acusado por la dislocación de la apófisis de la vértebra axis sobre el atlas en la columna cervical, es decir se le rompe el cuello a la víctima.

La variante denominada catalana incluía un punzón de hierro que penetraba por la parte posterior destruyendo las vértebras cervicales del condenado. El garrote, con sus refinamientos, fue instituido porque el ahorcamiento se consideraba excesivamente cruel, ya que el lapso de tiempo hasta la muerte era mucho más largo.

El rey Fernando VII abolió, en 1828, la pena de muerte en horca y dispuso que, a partir de entonces, se ejecutase a todos los condenados a muerte con el garrote.

Cada tipo de ejecución llevaba aparejada una escenificación distinta, diferenciándose cada una principalmente por el modo de conducir al condenado hasta el garrote: los condenados a garrote noble iban en caballo ensillado, los de garrote ordinario iban en mula o caballo y los de garrote vil en burro o arrastrados. Es la denominación garrote vil la que ha prevalecido y hoy en día se suele usar este nombre para designar tanto al instrumento como a la pena de muerte que lo utiliza.

La ejecución se anunciaba con unos tambores con el parche flojo, no tirante, que se llamaban "cajas destempladas", de donde ha quedado la expresión.

Los últimos condenados por este sistema en España (el anarquista catalán Salvador Puig Antich, en la Cárcel Modelo de Barcelona, y el delincuente común de origen pretendidamente polaco -en realidad, era alemán- Heinz Ches, en la de Tarragona) fueron ajusticiados el 2 de marzo de 1974.

Durante la transición democrática española, será finalmente abolida la Pena de muerte.

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