jueves, 28 de octubre de 2010

Argantonio, el Rey de los Tartessos

Su larguísimo reinado (quizá del 630 al 550 a. C.) marca el apogeo de la cultura tartésica, que llegó a dominar todo el sur y sureste de la península Ibérica, entre Huelva y Alicante, con capital en la propia ciudad de Tartessos, cerca de la desembocadura del Guadalquivir. El nombre de Argantonio, que revela un origen indoeuropeo, aparece en las fuentes griegas ligado a la riqueza minera de su reino (bronce y plata), con la cual prestó ayuda a los focenses para financiar la fortificación de Focea (ciudad griega de Asia Menor) contra la amenaza persa. Sin embargo, no logró con ello que se establecieran en su reino colonias focenses, con las que aspiraba quizá a sacudirse la tutela comercial establecida

Poco se sabe de los antecesores de Argantonio. Entre sus predecesores estaba Gerión, que se enfrentó con Hércules; Norax, su nieto, que colonizó Cerdeña o Gargoris, que fundó una nueva dinastía. Las fuentes griegas nos hablan de un primer rey, llamado Gerión, ser fantástico de tres cabezas y tres cuerpos que, como ya hemos dicho, tuvo que luchar contra Hércules cuando a éste se le encargó robar sus rebaños. Este primer rey mítico, tuvo una hija que dio a luz a un varón, de nombre Norax, y que fue el siguiente rey de Tartessos. Rey inquieto y curioso que le llevó a colonizar la isla de Cerdeña y fundar una ciudad que lleva su nombre: Nora.

La sociedad de la que Argantonio formaba parte era según las fuentes una sociedad estratificada, una comunidad urbana con clases sociales y especialización del trabajo, es decir, una sociedad civilizada. Con una clase dominante que utiliza signos externos que la diferencian del resto, utilizando objetos que vendrán de las continuas relaciones comerciales y de intercambio, con centroeuropeos, cananeos, fenicios y griegos.

Lo más probable es que Argantonio falleciera de muerte natural, pues no existen documentos históricos sobre su fallecimiento.

Tras la batalla naval de Alalia (535 a. C.), en la que etruscos y cartagineses se aliaron contra los griegos, Cartago se convierte en dueña indiscutible del Mediterráneo Occidental. Cortada la ruta hacia Iberia, los focenses cesan el comercio con Tartessos, que queda lentamente relegada al olvido.

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